Sunday 9 January 2022

Clive Tanaka y su orquesta

 Clive Tanaka y Su Orquesta




No sé si escribir en español esta entrada sea lo mejor pero, al final me decanté por la lengua de Cervantes, ya que el artista del que ansío escribir le pone a su banda el nombre de "Clive Tanaka y Su Orquesta". Llevo ya un tiempo consiredable escuchando a Clive, alrededor de unos 6 años, desde que volví a mi país natal luego de una estadía en Europa. Pero es desde hace unos meses que no dejo de pensar en él.

Me dio por buscar quién era este artista que lograba reunir sonidos tan limpios, tan bien puesos en armonía, y que estaban cargados de una nostalgia que me llegaba casi como recuerdos de una vida pasada. ¿Quién es este personaje (o mejor dicho, quienes, porque es Clive y su Orquesta) que logra conmover mis recuerdos mas primitivos, y me hace viajar a épocas pasadas, quizá en otro cuerpo, con otro nombre y en otro idioma?. Y la búsqueda que emprendi, por medio del hoy sabelotodo Google, no me arrojo nada útil sobre mi personaje. Bueno, si me arrojo algo útil, una cosa encontré sobre Clive en uno de los tantos reportajes breves que hacen muchas cadenas de radio [aquí el enlace]. Clive es un personaje que recluyó en su espacio personal, en su casa, en su cuarto, y decidió no salir de allí durante mucho, mucho tiempo. Decidió renunciar al mundo que se le ofrecía y vivir en el suyo propio, alejado de todo contacto humano. Simplemente la sociedad no le ofrecía nada interesante. Así, Clive Tanaka, pasó a convertirse en lo que se llama un "Hikikomori". 

Había leído hace mucho tiempo sobre este fenómeno que aafectaba a jovenes de todo el mundo, especialmente en el Japón, país de donde es Clive. ¡Claro! Todo tiene sentido ahora - me dije. Puedo imaginarme fácilmente a Clive encerrado en su habitación, alejado de los avances tecnológicos que permiten lanzar un misil nuclear a miles de kilometros con una precisión milimétrica, de las guerras y conflictos en el mundo a causa de terrenos o religiones, o del último concierto de la cantante que en pleno escenario decide orinarséle en la cara a un asistente del público (que tampoco lo paso mal). Quiero creer que Clive palpo el presente y vio en el futuro millones de cosas que le producían arcadas y repulsión absoluta. Así que encendio su máquina del tiempo, ahí mismo en su cuarto, y decidió quedarse en el pasado, en los años 70, 80 y 90, esas décadas en el que el sintetizador y las voces melódicas se mezclaban con tanta paz y armonía que daba gusto vivir.

Lo cierto es que su familia, como muchas de las familias de los hikikomoris, le apoyo, le cuido como pudo e incluso le consintió con regalos ocasionales. Su hermana, le regaló un teclado con el cual complemento su instrucción musical. Rodeado de videos juegos para Super Nintendo, de libros e historietas gráficas, puedo imaginar a Clive, en mitad de la noche y con las estrellas y la luna como testigos, creando su nueva música, una música que si bien podía ser creada en la primera o segunda decada del siglo XXI, tenía su esencia y naturaleza en las últimas decadas del siglo XX. Clive es un viajero del tiempo que nos visita desde el pasado, al igual que su música. Y me alegra mucho no saber más de el, que no hayan entrevistas, ni conferencias de prensa, ni artículos en revistas basura, ni que sea invitado a la sección del desayuno en noticiarios de pacotilla. Me alegra saber que tuvo el coraje de renunciar a una vida en un tiempo y una sociedad que no le colmaban las expectativas, y que solamente hace contacto con nosotros para dejarnos sus canciones. No sé quién es su Orquesta, y no sé mucho menos por que el nombre artístico está en español. Solo espero que nos siga enviando esas señales en forma de canciones desde el pasado, sin que sea raptado o abducido por la masa medíatica actual. 

Lamento no poder hablar de sus canciones, que merecen por supuesto un análisis aparte, destacando sus videos músicals (que tampoco sé si son oficiales-oficiales, es decir, que sean aprovados por el y que el haya metido mano en su creación) que estan tan bien hilados a sus canciones que parecen extractos de otra dimensión, agujeros de gusano hacia 1988 (ver, por ejemplo, Unpretentious Beauty). Pero es que en casos así se me hace imperioso destacar la naturaleza de este acto tan mágico y a la vez tan poderoso, que le sacude a uno la existencia misma.

Clive Tanaka y Su orquesta... verdaderos viajeros del tiempo.