La Gran Miseria Humana
By Lisandro Meza
"Me fui a buscar los muertos, por tener miedo a los vivos"
El vallenato, surgido en la costa
caribeña colombiana a principios del siglo XX, nunca ha sido uno de mis géneros
favoritos, porque su sonoridad no me produce afinidad alguna. Pero he de admitir, que el sentimiento, la
pasión y la sensibilidad que se encuentran en algunas letras de sus canciones,
me ha llamado fuertemente la atención. La lirica hecha música, una vez más.
Ejemplo de ello es la canción de
1975, interpretada por Lisandro Meza, La
Gran Miseria Humana, que es tomada del verso de igual nombre escrito por Gabriel
Escorcia Gravini. Lo impactante de éste escrito es lo macabro y gótico que
puede llegar a ser. Gabriel Escorcia, quien sufría de lepra, plasmó éstos y
otros de sus pensamientos en el cementerio central de Soledad, Atlántico. El
leproso solía visitar éste aposento en horas de la noche, reduciendo así la
posibilidad de que alguien pudiese cruzarse en su camino, pues, como erróneamente
se creía en esa época, la lepra era contagiosa. De allí que sus días los pasara
refugiado en un cuarto, apartado del mundo, dedicado únicamente a sus poemas y versos.
De los muchos que escribió, solo La Gran
Miseria Humana sobrevivió, debido a que los otros fueron incinerados por
temor a que se esparciera la enfermedad.
La letra describe un paisaje que es
iluminado por la característica luz de la luna, y un viento sobrecogedor pero a
su vez contenido en sosiego. Mientras recorre las diferentes tumbas, se
encuentra con una calavera, con la que entabla un particular dialogo en el cual
Gabriel le pregunta qué ha sido de la carne que tan bien le sentaba a esos
huesos, del cabello que tan hermosamente se ondulaba al viento pasar, del
cerebro del cual tan orgullosamente se sentía ostentar. La calavera responde a esto que
no importa si se es feo o bonito, pobre o rico, rey o esclavo, hombre o mujer,
todos, absolutamente todos, terminan igual. La muerte trae igualdad a la
humanidad.
Algun día, vamos a compartir el mismo destino, usted y yo, nos vamos a encontrar. ¿A que no adivina dónde?
Cuántos ríos de sangre se han derramado
y cuánto sufrimiento se habrá provocado para finalmente terminar todos de la
misma manera. Cuántos sentimientos rotos, sueños vueltos añicos, ilusiones
hechas talco, por creernos “algo mejor” que el que tenemos al lado. La Gran
Miseria Humana.
Sólo somos polvo de estrellas.
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